jueves, 18 de agosto de 2011

¡¡Basta ya del caudillismo!! lo que necesitamos son verdaderos líderes.

En los últimos meses hemos escuchado por diversos medios de comunicación las palabras caudillo, caudillaje, precursor, entre otros desempolvados terminos del siglo anterior y que viene encandilando a muchos, pero revisemos primero la definición de caudillaje recogida desde Internet.

De acuerdo a Wikipedia, el caudillismo es un fenómeno social y político surgido durante el siglo XIX en Latinoamérica. Consiste en la llegada en cada país de líderes carismáticos cuya forma de acceder al poder y llegar al gobierno estaba basada en mecanismos informales y difusos de reconocimiento del liderazgo por parte de las multitudes, que depositaban en "el caudillo" la expresión de los intereses del conjunto y la capacidad para resolver los problemas comunes.


En palabras Carlos Alberto Montaner, destacado analista político latinoamericano, el caudillismo es una abdicación de la soberanía popular; una transferencia de poderes. El pueblo, fatigado del fracaso del sistema, desconfiado de un modelo democrático que no alivia los problemas cotidianos, deposita en un hombre "iluminado" las facultades necesarias para "arreglar" los asuntos que tercamente se resisten a ser solucionados...La función de los caudillos es: guiar a los corderos orientados por su sabia intuición; conducir a sus pueblos a la tierra prometida sin detenerse a consultarlos, pues entre pueblo y caudillo se ha firmado un pacto fáustico. El caudillo les dará la felicidad eterna. A cambio, les confisca para siempre el alma y el cerebro.


Un caudillo divide al pueblo, impone sus ideas y no acepta críticas ni oposición para lograr su cometido. Seguramente habrán identificado más de uno presente en latinoamerica y que han surgido por esa falta de atención de muchas comunidades trabajadoras que vienen siendo privadas de oportunidades, de capacitaciones, de sus recursos naturales pero principalmente de educación. Vemos como el capital privado crea universidades en las grandes ciudades, pero el Estado descuida a los jóvenes que no pueden pagar una educación que les permita no sólo su propio desarrollo sino también el desarrollo de su comunidad. Muchos se preocupan sólo por repartir equitativamente los recursos que generan las mineras, pero ¿que hay de repartir la educación?. Hace poco se celebró la victoria de la guerra contra el analfabetismo, pero sólo es el primer paso de un proyecto nacional de largo plazo, el cual ayudará en gran medida a obtener la paz social que todos anhelamos.


Necesitamos líderes sensatos que conduzcan al país con responsabilidad, pero que miren en la misma dirección, al mismo objetivo sin descuidar o favorecer algún sector de la población, sin imponer o concentrar poder, sin creerse dueños de la razón, sin discriminar a nadie, por el contrario, empoderar a más líderes representativos de cualquier poder del Estado, para llevar a cabo el proyecto nacional que permita globalizar al Perú. Estamos a mitad de camino, sólo esperemos que nuestro actual presidente sea el líder que todos esperamos y no el caudillo, como alguna vez lo marketearon.

miércoles, 17 de agosto de 2011

¿Por qué hay pocas empresas peruanas exitosas?

Sabemos que el Perú es más grande que sus problemas y a pesar de todo hemos venido creciendo económicamente durante los últimos años y despúes de muchas decadas estamos nuevamente en la vitrina mundial, no sólo por el excelente marketing de la marca Perú, por nuestra gastronomía o por los 100 años del descubrimiento de Machu picchu, sino también por los nuevos talentos que ubican el nombre del Perú en los primero lugares, una generación carente de paradigmas del siglo pasado y que miran el futuro de forma diferente.

Me preocupa sin embargo, de que manera podrá influir las viejas ideas o pensamientos en los jóvenes de hoy, futuros protagonistas del Perú globalizado y equitativo. Si bien todos somos concientes de que aún falta mucho por hacer para que el desarrollo del Perú sea equitativo y justo en todas sus provincias, no podemos ignorar el desarrollo que hoy en día ha venido alcanzando varias ciudades.

Cada día son más jóvenes que incursionan en el mundo empresarial a pesar del pesimismo de los familiares que tratan de persuadirlos de abandonar dicha aventura porque es un paso arriesgado debido a las muchas trabas burocráticas que encontrarán o por los peligros que estarán expuestos tal como asaltos, secuestro o cobro de cupos. Sin embargo renegamos cuando vienen las inversiones extranjeras para hacer empresas y nos quejamos de los bajos sueldos que brindan, pedimos que se vayan y concluímos que el modelo económico de libre mercado es abusivo y se debería cambiar las reglas de juego.

Es cierto que el estado juega un rol importante para crear las condiciones adecuadas de inversión local, pero también es importante un cambio de mentalidad del núcleo familiar para impulsar a nuestros jóvenes a la aventura empresarial justa y equitativa ¿y porque no de clase mundial?, tal como lo han logrado un puñado de empresas peruanas que venden en el extranjero y cuyos emprendedores pudieron salir del balde, gracias a su entorno.


martes, 16 de agosto de 2011

¿Hasta cuando dejaremos tratarnos como ganado por el servicio de transporte?

El primer tema a tratar lo viví en carne propia el día de hoy y ocurrió cuando tomé la combi que me lleva a mi casa, un mal rato que casí termina en una lesión fisica al golpearme bruscamente, sin embargo, el golpe no me dolió tanto como la indiferencia de los pasajeros que observaron todo y no dijeron palabra alguna, pero no tardaría en descubrir la causa de la mudez colectiva.

Ni bien subí al microbus, este arrancó de manera violenta no dandome tiempo para alcanzar el pasamanos del techo y provocandome un golpe fuerte con la baranda de la puerta a lo que inmediatamente reclame el hecho al cobrador y chofer sobre el peligro de su maniobra temeraria y la respuesta inmediata me dejó perplejo - "¡¡¡Debe agarrarse pues!!!!" - y le dije que ni tiempo me dieron para agarrarme y debería ir más despacio y el chofer siguió bociferando - "Usted es el único que se queja, si no le gusta bajese"- sorprendido por tal magra respuesta y el silencio complice de los demás pasajeros, le increpé que llamaría al teléfono que aparece en el comunicado de la empresa de transporte y con toda seguridad el chofer volvió a bociferar - "Quejese con quien quiera". Cuando llame al bendito númerito, grande fué mi respuesta que nadie contestaba, osea, ese númerito que ponen es un adorno total y los choferes quedan libres de polvo y paja.

¿Los accidentes que vemos a diario por las noticias se deberá acaso a esa falta de reclamo del mismo pasajero que, por miedo o para que vaya más veloz el microbus, admite las famosas carreritas entre los microbuses a costa de sus propias vidas? ¿acaso su vida vale menos? ¿acaso avala el hecho de que debe llenarse la unidad al tope o extratope y dejarse trata como animalitos porque nos vendieron la idea que si estamos apurados o queremos viajar cómodos debemos tomar un taxi? ¿o qué para ir directo debemos ir apiñados?

Inconcientemente dejamos de lado nuestros derechos, nos dejamos arrastrar y muchas veces pagamos las consecuencias, incluso con nuestra propia salud.

Debemos plantear soluciones que beneficien ambas partes. choferes y cobradores mejor capacitados, pasajeros concientes del pago justo por el servicio, etc., pero sólo será posible si todos aportan su granito de arena, no seamos indiferentes, reclamemos nuestros derechos, porque no sólo salvará su vida, sin de todos los demás.